miércoles, septiembre 14

ROMPIENDO MIS LÍMITES... Y ALGO MÁS.


No me considero "runner" porque no es el único deporte al que me dedico. Aparte de correr, me encanta nadar, ciclear, yoga, y cuando el bolsillo me lo permite, practico varias modalidades de baile de salón, de hecho este último fue lo que empecé a practicar de forma constante y seria hace unos años. De niña no era deportista, hacía gimnasia cuando el tiempo y dinero le permitía a mi mamá poderme apoyar en eso (justo en épocas de feriados bancarios e inestabilidad política y económica) es decir, por más que yo quisiera desarrollarme en un deporte, no tenía ni la guía, ni el apoyo, mucho menos un modelo a seguir.

Como todo ecuatoriano promedio, practicaba fútbol con mis amigos en el colegio y parte de la universidad, no era tan mala, tampoco tan buena, y no me llamaba tanto la atención, prefería verlo, además en esos tiempos ser futbolista hasta para un joven hombre de clase media no era visto como profesión, ni algo que te vaya a servir en el futuro, peor para una mujer. Así que prácticamente dejé de hacer ejercicio de forma rutinaria (primer error de un universitario), sólo me dedicaba a estudiar, medio dormir, medio comer, estudiar más, y el ejercicio que hacía eran las cortas y largas caminatas en las salidas de campo. Para esto yo ya tenía un historial de enfermedades algo extenso desde bebé, era la niña que siempre andaba enferma... Y lo sigo siendo, aunque ahora sé manejar todo lo que se me viene. Al segundo año y medio de universidad me enfermé como nunca por el pésimo estilo de vida que llevaba, al quinto año cuando empecé a hacer la tesis, en la etapa de toma de datos debía subir y bajar lomas, no calentaba, no estiraba, y no tenía técnica para bajar caminos empinados (han habido técnicas y yo ni enterada), eso hizo que me termine lesionando tan mal la rodilla izquierda, que tenía dolores todos los días, me hicieron todos los exámenes que habían, no dieron con el diagnóstico, en ese entonces mi traumatólogo me quiso hacer una pequeña operación en la rodilla (artroscopía creo que se llamaba) para ver qué es lo que tenía, ¡claro! la recuperación me mandaba 2 meses de rehabilitación, tiempo que no me podía tomar porque estaba en el análisis de muestras de mi tesis, es decir, debía bajar a mi universidad a usar laboratorios. Nunca me hice esa operación, luego mi doctor se jubiló y ahí quedó todo.

Doctores vinieron y se fueron, recetaban pastillas, glucosamina y demás cosas que no me hacían ni cosquillas y seguían sin detectar qué era lo que me pasaba, todos ellos me decían que debía bajar de peso, así que empecé a caminar y bailar, luego a ciclear, llegó a un punto que mi propio cuerpo me pedía más en especial a la hora de caminar, pero todos los doctores me decían que no podría correr justamente por el dolor de la rodilla, así que seguí metiéndole ganas a la cicleada y al baile, unos tres años después conocí una bebida a base de curcumina y jengibre que me ayudaron al dolor de la rodilla, no me calmaba del todo, pero era algo. Con los meses me dejó de doler, cosa que nunca había pasado en cinco años, así que decidí empezar a trotar a pesar de que mi actual doctor me dijera que no debía.  -¡Ya que chuchas! si de por sí me dolía sin hacer nada, pues entonces que me duela por algo-, pensé yo. Empecé a mi ritmo sin presionarme, a los pocos días un amigo me animó a participar en la Liga 10K que iba a ser en unos dos meses, muerta de miedo acepté ser parte. Correr los primeros diez kilómetros de mi vida, es como cuando pasé Química 1 con A, ni yo me lo creía pero lo había logrado, mis piernas se me acalambraron pero era feliz. Después de eso me lesioné uno de mis músculos de la pantorrilla, luego me di dos matadas en la bicicleta, así que perdí algo de rapidez al correr. Para motivarme un poco me inscribí a la carrera El Cinto 10k, no sabía que era tipo trail, es decir en terreno irregular en el campo y para eso se necesita un entrenamiento diferente, casi muero pero lo logré y ¡mira mamá, sin lesionarme! sin embargo, todavía no lograba volver a mi tiempo original.

Algo sí tenía claro desde enero del 2016, este año iba a correr la carrera Ultimas Noticias 15k, la carrera que desde niña veía a lo lejos y me decía a mí misma lo lindo que sería participar en eso, pero que esas cosas son para los deportistas, no para mí. Decidida a participar, hice mi calendario de entrenamiento para mayo-junio que por lo general la carrera UN15k se da en esas fechas, pero empecé a tener dolores en la planta de mis pies, mi pie plano empezó a fastidiar y yo no tenía ni idea. Tenía un dolor fuerte que persistía todo el tiempo, prácticamente no podía caminar sin parecer persona de 90 años, pensaba -esto no me puede estar pasando y a tan poco tiempo de la carrera, no voy a lograr estar lista- y eso me llenaba de frustración. De repente algo no tan agradable para el país pero que me dio tiempo para medio sanar, ocurrió en abril, fue el terremoto en Manabí, esto hizo que los organizadores de la carrera la pospusieran para septiembre ¡tenía más de cuatro meses! Mientras los del IESS se dignen en darme fechas de citas médicas para que un traumatólogo me revise, volví a tomar la bebida que me ayudo a calmar mi dolor de la rodilla, esta vez esperaba que me aliviara un poco los pies, y sí me ayudó, así que volví a correr, semanas después empecé a usar ungüentos para dolores articulares (a este punto creo que sí tengo algún tipo de enfermedad articular, aunque años atrás lo ignoré cuando un par de traumatólogos me pusieron esta posibilidad sobre la mesa), luego empecé a usar plantillas que aunque no son para pie plano, sí me han servido de algo, y esto sumado a darme masajes calientes en los pies, me ayudaron bastante a volver a retomar el paso.

Al fin se abrieron las inscripciones para la carrera Ultimas Noticias, lo iban a hacer un día antes de mi cumpleaños, así que decidí darme ese logro como regalo. Para esto faltaba un mes y medio y yo había mantenido un buen paso, pero debía aumentar el entrenamiento, por eso en vez de correr pocos kilómetros varias veces a la semana, empecé a correr más kilómetros una o dos veces por semana, aumentado de a poco la distancia, los pies en general se portaban super bien, yo estaba feliz, pero mi ansiedad empezó a fastidiar. El día que escogí para inscribirme a la carrera, fui al lugar, y el sistema de inscripciones estaba caído, de repente una lluvia de pensamientos pendejos se hicieron presentes: "no voy a poder", "¿y si mejor me hago la loca?", "son 15 kilómetros no estoy lista", "¿y si llego última o no llego?" "¿y si me empieza a doler los pies, las rodillas, la cadera, el estómago?", tanto fue así que en realidad sí me hice la loca, no esperé a que volviera el sistema, y salí de allí espantada. Aún así no me detuve, el sentimiento de querer hacer esa carrera seguía presente y me hostigaba cada que entrenaba. Hice un nuevo plan de entrenamiento para el último mes y lo seguí casi sin cambios, 11 kilómetros volviendo a mi tiempo original, luego 12 mejorando mi tiempo original, ya tenía la confianza de que sí me darían las piernas y los pies para lograr 15 kilómetros, así que estaba vez fui toda tranquila a inscribirme, regresé a casa con el dichoso papel de la inscripción y sabiendo que no había vuelta atrás. Faltaba una semana para la carrera, llegué a los 13 kilómetros de trote y me detuve allí, me sentí tranquila por el momento y seguí con mis cuidados en la alimentación, en especial jugo de arándanos ya que sentía una pequeñísima molestia en mis vías urinarias, esto ya me había pasado meses antes en un entrenamiento, correr con las molestias de ir al baño cada minuto y cierto dolor punzante no me habían dejado correr ni cuatro kilómetros esa vez. Pero pensé que el día de la carrera todo estaría bien conmigo.

Llegó el día de la carrera, yo me sentía como nunca. Como pobres vaquitas que van al matadero, así fuimos más de 18 mil deportistas en los buses del trole, unos encima de otros, cada uno llevando sus temores y retos para enfrentarlos en el matadero de asfalto. Uno de los usuarios del trole que no era deportista, al ver que el chofer no paró en su parada, se murió de las iras y nos gritó "deportistas carevergas" luego de que pasaran cuatro paradas más, el chofer se dignó a detenerse después de preguntar si alguien quería bajarse y de responderle todos en coro ¡¡¡SÍ!!!, nos reímos mucho, menos el señor que al bajarse, enseguida fue a mandarle al carajo al chofer. Llegamos a las instalaciones de El Comercio, y de a poco nos fuimos poniendo en nuestros puestos, yo fui al baño por si acaso, no vaya a ser que en media carrera de tanta agua se me llene la vejiga. Arrancó la carrera y todo estaba bien, uno que otro  pequeño dolor, pero todo bien, en el kilómetro 7 empecé a tener ganas de ir al baño -¡carajo mierda! ¿y ahora?-, una linda familia me dejó usar su baño, mi vejiga sí estaba medio llena. Al kilómetro 8 empecé a tener ganas de nuevo... -¡Maldita sea, esto no me puede estar pasando!-, volví a pedir un baño, lo usé, sólo que esta vez no tenía casi nada de orina y me dolió, - ¿y ahora qué hago? ¿sigo? ¡ya nada! sigo-, seguí y el dolor siguió conmigo (esto era a la altura de La Alameda), ya para el kilómetro 11 se me salía una lágrima, así que para distraerme del dolor me hice amiga de una chica que ya no jalaba y corrimos juntas hasta la altura de la Cruz del Papa, ella ya no avanzó y decidió descansar un poco, yo seguí. Más adelante un señor nos estaba regalando caramelos, cogí uno para concentrarme en el sabor y no llorar del dolor, tomé las NNUU y seguí corriendo sin bajar el paso esperando encontrar entre la gente que estaba viendo la carrera a alguien conocido, a mis papás o mis sobrinos, no los vi, seguí aguantándome las lágrimas y no paré de correr, ya casi al entrar al estadio Atahualpa vi a mis papás, verlos hizo que el dolor sea más tolerable, seguí corriendo hasta cruzar la meta... De repente el dolor de mis vías urinarias se mezclaron con el dolor de las piernas y la ansiedad por tomar agua, casi empujaba a la gente para ir a empaparme de esas mierdas de malos hidratantes que detesto tomar, sacié mi sed y ahora lo único que quería era ir a mi casa a quitarme la ropa mojada, pegarme una ducha, y hacerme bolita en mi cama. Pero mi papá me fue a ver mientras yo hacía la tremenda fila para entregar el chip, estar con él me calmó y me dio algo de fuerza para disfrutar del momento, que las fotos para subir a redes sociales, que el tuit del momento porque tuitera soy (jajaja), que la medalla, que las galletitas, ahora moría del hambre, y tenía almuerzo de cumpleaños y luego el tecito con el resto de la familia. Hacerme bolita en mi cama quedó para otro día. Llegué a mi cuevita de ermitaña (el departamento donde vivo con mis tres hijos perros que me acolitan a entrenar de vez en cuando, y que me recibieron sin saltarme encima como sabiendo que no jalaba del dolor), me senté en el comedor, volví a tener la medalla en mis manos y me dije: "lo logré".

Al día siguiente, cualquier dolor tuvo que esperar ya que ese era el día de mi cumpleaños y el de mi sobrina, ya habíamos hecho planes juntas y cancelar todo no era opción, de nuevo hacerme bolita quedó para otro rato, y disfruté de mi sobrina riéndose porque yo estaba caminando raro. Ahora es martes, este día decidí valer trozo, cancelé todo lo que tenía que hacer y me dediqué a hacer nada mas que cuidar de mí, mis dolores de piernas, mis uñas cuarteadas (que no sé por qué se hicieron mierda en la carrera), pero más que nada mi infección, ver como se desarrolla, tomar limonadas y jugo de arándanos a cada momento (a los antibióticos rara vez le entro, estar toda una vida llena de enfermedades me hizo odiar las medicinas), tragué como sedentaria y vi mi serie de TV del momento. Luego me puse a escribir esto porque el lunes (un día después de la carrera) vi un tuit que me colmó la tolerancia, y decidí hacer este post.

Una chica decía en twitter que la gente que compite en estas carreras somos noveleros, ¡vaya! sí que semejante estupidez puede salir de las personas que aparentan ser cultas, realmente no me sorprende que la gente hable huevadas que siempre vienen cogidas de la mano con la ignorancia mezclado con ese airecito de superioridad y de hacernos notar a los otros (los deportistas noveleros) de que ustedes son super originales por oponerse a lo que está de "moda". Si ser "runner" está de moda, ¿qué inmundo problema hay? les molesta que subamos nuestros entrenamientos a redes sociales (yo lo hago para motivarme y que mi madre se sienta orgullosa de mí porque tiene facebook y así comparto esto con ella, pero ustedes, los quejosos, me valen un pepino, no hago las cosas para ustedes), les molesta que usemos tal o cuál cosa para correr, les molesta que subamos fotos de nosotros con las medallas o corriendo, por ahí recuerdo a una tuitera que hasta se indignó que alguien haya gastado bastante plata en un colgador personalizado para medallas, siendo medallas de medias maratones y maratones completas ¿qué carajos? Moléstense por la cantidad de sedentarios que hay en el país (que sigue siendo la mayoría), o por la gente que no aporta nada positivo para llevar una vida relativamente sana. Vienen a decir que somos noveleros porque corremos sólo para subir la foto al facebook, es decir nos sacamos la puta entrenando y luego nos sacamos más la puta en una carrera, sólo para restregar eso en una red social... ¡POR DARWIN! qué poca visión tienen de la vida, de las personas y de sus historias, tan ciegos viven en su mundo blanco y negro que no se dan cuenta que detrás de cada persona, de cada "runner" hay una historia, ¡HEY! el mundo no gira alrededor de ustedes, si no les gusta ver a otros mostrar su brillo al mundo, apaguen sus cerebros para que dejen de mirar y decir porquerías, y así dejen de estar como mosquitas fastidiosas en la oreja de alguien más. Y esto va para todos, TODOS los que se quejan de la gente que hace zumba, yoga, kick boxing, poledance, de los que cogen clases de baile, de los ciclistas, de los que hacen crossfit (porque los crossfiteros son otro grupo inmensamente asediado por los odiadores). Todos los que hacemos ejercicio siguiendo alguna tendencia les fastidiamos a ustedes los "originales", no pues, si tanto les molesta nuestra novelería en el deporte, dennos sus bellas rutinas originales de ejercicios para ver si las incorporamos a nuestras rutinas noveleras.... Putos de mierda.


Mejor les dejo una foto de mis medallas (que no serán las únicas). A los odiadores cabeza hueca les fastidiará, pero el resto de gente entiende que detrás de cada medalla o diploma, detrás de cada logro en cualquier ámbito, hay una historia de lucha para romper nuestras propias barreras mentales, esas barreras que nos crearon desde niños, y que a la final son las que más nos pesan al momento de querer llegar a una meta. Cuando alguien logra romper una barrera mental, el espíritu de libertad se hace presente, y eso es para celebrarlo como si el logro fuera para todo el universo.



Ahora que expresé lo que tenía que expresar, me voy feliz. Tengan todos una muy buena vida, y de vez en cuando tómense un día para valer trozo, buenas cosas salen de días así. 

¡Y al que le calce el guante! :*